¡HOMBRE, CONÓCETE A TI MISMO!

Por Kirpal Singh Ji

 

Desde el comienzo de la creación, cuando alboreó en el ser humano el primer parpadeo del despertar de su Ser, su atención se ha ido ocupando más y más en atender al problema de su propia existencia terrenal y en investigar la causa y fuente de toda la Creación.  Durante eras ha escudriñado e indagado en vano, pero ahora, finalmente, su sed creciente de conocimiento lo está llevando a estudiar los resultados alcanzados por otros hombres en este campo.

Sabios antiguos y modernos se han preguntado: “¿Qué es aquello cuyo conocimiento nos hace saberlo todo?”  Y con el mismo énfasis se han contestado: “El conocimiento del Ser Superior, del Hombre Verdadero.”  De esta forma, el Conocimiento Supremo es el que trata, tanto en la teoría como en la práctica, de la verdadera naturaleza del ser humano y de su relación con Dios.  Es, de hecho, una Ciencia Natural sin hipótesis, que no está sujeta al cambio ni al tiempo.

 

En la India ancestral se le llamó “Para Vidya” (Ciencia de la Verdad Realizada o Ciencia del Más Allá) y surgieron diferentes denominaciones para interpretar este conocimiento. Entonces se introdujo el término “Apra Vidya” para denominar la preparación para alcanzar el conocimiento de “Para Vidya.”  Esta preparación consiste en seguir una vida ética y moral, y en la práctica de la concentración o meditación (de muy diversas maneras), ambas indispensables para el desarrollo espiritual.

El hombre cambia o introduce constantemente nuevos nombres y terminologías para describir esta Ciencia.  A los Maestros se les llamó Sants y a la naturaleza del conocimiento se le llamó Mat, dándonos como resultado el término Sant Mat, que es el que más se utiliza en la actualidad para referirse al Sendero de los Maestros.  También se usan otros términos como Shabd Yoga, Surat Shabd Yoga y Sehaj Yoga, para describir la misma Ciencia.  En lenguaje sánscrito, la palabra Sant significa Maestro Del Orden Más Elevado; y Mat es una opinión o aseveración confirmada por un iniciado en esta Ciencia (adepto) después de experimentarla personalmente.  Por tanto, el fundamento de esta Ciencia es el resultado de un estudio crítico, de una investigación minuciosa y la verificación personal de toda la vida de hechos basados en la experiencia práctica del Ser (Alma) dentro del ser humano.  Ésta experiencia del Ser (Alma) es algo que sólo un Maestro competente está preparado para conceder a cualquier persona que acuda a Él.  Sant Mat es, por tanto, la enseñanza, el sistema y el Sendero de los Santos.

Los Maestros no dan ninguna importancia a los nombres, designaciones o al hecho de que muchas sectas, grupos y círculos religiosos han reclamado esta Ciencia como propia y le han dado un nombre en honor a sus dirigentes o fundadores.  Los Maestros consideran a esos grupos como escuelas donde el ser humano, el ser más noble de la creación, puede estudiar con otras personas como hijos del mismo Padre Todopoderoso, del único que existe.  Un Maestro (también llamado Sant Satgurú), domina completamente tanto la teoría como la práctica, y es competente para impartir el conocimiento y la experiencia a todos los sinceros buscadores de la Verdad, sin ninguna distinción de color, casta o credo.  Cualquier hombre o mujer, sea rico o pobre, joven o anciano, de buen juicio o pecador, instruido o ignorante, que sea capaz de asimilar la teoría de esta Ciencia, tiene el derecho de recibir este conocimiento.  

ESTADO ACTUAL DE DIVERSAS CREENCIAS Y FES 

El diccionario define la palabra Mat como sabiduría, pero más comúnmente se le ha relacionado con el término secta o fe, o sea un grupo de personas que sostienen ciertas opiniones o creencias en común.  Sin embargo, esas opiniones o creencias, cuando están basadas en conocimientos y enseñanzas desviadas, no son suficientes sin el apoyo de la experiencia personal y, por tanto, el buscador es desviado con meras palabras huecas.  Muchas sociedades, fes y otros círculos religiosos cuentan únicamente con un legado de libros, creencias y teorías para ofrecer a aquellos que están sedientos de Espiritualidad.  Cubren sus carencias y deficiencias con una cortina de calurosa bienvenida, con un desbordamiento de técnica y terminología, y con el uso desenfrenado de refranes y citas tomadas del montón de libros que actualmente hay en el mercado.  La propaganda, la actuación y las poses han tomado el lugar de la Espiritualidad práctica, ocasionando que el público, al sentirse engañado, empiece a rechazar los libros sagrados y el pensar en Dios.  Por eso, el ateísmo va en aumento.

Creer en una cosa o hecho sin tomarse la molestia de investigar, de ninguna manera beneficia a un hombre inteligente.  Por el contrario, refleja adversamente su ignorancia o credulidad.  Cualquier creencia que no esté basada en la experiencia personal y en la verificación de los hechos, tiene poco valor.  El hombre moderno quiere una Ciencia bien definida, clara y exacta, que pueda verificar en carne propia y que le dé resultados concretos.  Por tanto, debemos tratar de ver y oír con nuestros propios ojos y oídos en vez de hacerlo con los de otras personas.

ANÁLISIS DE NUESTRO PROPIO SER 

El ser humano está compuesto de cuerpo, mente (relacionada con el intelecto) y alma.  Somos extremadamente cuidadosos en desarrollarnos física y mentalmente, pero comprendemos muy poco acerca de nuestra alma, que es el Poder que rige a ambos: al cuerpo y a la mente.  Los goces físicos no son perdurables y existen limitaciones del cuerpo y de la mente que no podemos ignorar; por eso tenemos que buscar la fuente perenne de alegría y paz dentro de nosotros.  El análisis de nuestro propio Ser es el primer paso en esta dirección.  

Muchas dudas asaltan nuestras mentes en esta etapa.  Existe un poder Omnipotente llamado Dios, en el cual la mayoría de la gente cree, al cual adora y de quien ella habla.  ¿Podemos saber más acerca de Él?  ¿Podemos verlo y hablar con Él?  Existe una respuesta clara y definida a estas preguntas; el Maestro explica en unas cuantas palabras: “Sí, podemos verlo y hablar con Él; esto es, si nos volvemos tan elevados como se dice que Él es.”  Los Maestros dicen “Sí,” y no tenemos que esperar hasta que llegue la muerte, sino que podemos experimentarlo ahora mismo.  Esto va de acuerdo con las leyes de la Naturaleza, de las cuales no tenemos hasta ahora un conocimiento que haga honor a la palabra.  

Vemos todo lo que nos rodea y sentimos que todo, desde el diminuto átomo hasta el poderoso universo están gobernados por leyes de la Naturaleza.  Así que para el pensador profundo no existe nada caótico, casual o incierto en este Universo y en las leyes que lo gobiernan.  Para lograr cualquier propósito, existe una Ley de la Naturaleza que involucra un principio y un método para confirmar, examinar y sopesar el resultado de nuestros esfuerzos.  Ocurre lo mismo en esta Ciencia de la Naturaleza, y cualquier estudiante cuidadoso puede descubrir métodos similares en todas las escrituras religiosas, aunque estén expresados con palabras diferentes y en distintos  lenguajes.

Deseamos entrar al Reino de Dios, pero, ¿cómo?, nos preguntamos.  “Con la ayuda y guía de alguien que haya entrado Él mismo ahí y que nos pueda guiar en ese lugar estando con nosotros allá,” es la sencilla respuesta de los Maestros.  “¿Es eso posible?”  “Es un conocimiento tan exacto y seguro como dos más dos son cuatro,” es de nuevo su respuesta.  No es suficiente contentarse con los libros sagrados y con entonar alabanzas e himnos.  Debemos esforzarnos por lograr el mismo grado de avance que lograron los autores de los escritos y del conocimiento contenidos en esos libros.  Su experiencia debe convertirse en nuestra experiencia, ya que: “Lo que una persona ha logrado, cualquier otra puede hacerlo.”   Naturalmente, con la ayuda y guía apropiadas.  No deberíamos conformarnos con menos de eso.  

“Tenemos apenas una tenue chispa de amor por Dios, ¿ayudará eso para abrigar una esperanza?,” es otra pregunta que nos hacemos, a la cual los Santos responden: “Eso es suficiente para hacerlos elegibles para la Ciencia más elevada que los llevará hasta Él.”  Este es un agradable rayo de esperanza   ¡Oh! ¡Si esa pequeña chispa pudiera encenderse hasta convertirla en una llama!  Y también decimos: “Jesús y otros grandes Maestros hablaron muy amorosamente de Dios, pero nosotros somos pecadores y por eso tal vez no habrá mucha esperanza para nosotros en esta era.”  Para tranquilizarnos, el Maestro nos dice: “No importa si eres el peor de los pecadores; detente donde estás.  Hay esperanza para todos, incluso en esta era crucial.”  Desde hace muchas eras, la naturaleza nos ha provisto material y espiritualmente.  Actualmente sigue vigente esa misma ley incambiable y seguirá siéndolo en el futuro.  Hay alimento para el hambriento y agua para el sediento.  La inexorable y eterna Ley de la Naturaleza de demanda y provisión, siempre trabaja.  

Es sólo a través de un Maestro Viviente como podemos tener contacto con el Dios Todopoderoso que habita dentro de nosotros.  En Sant Mat (El Sendero de los Santos Maestros), no se recomienda la contemplación de objetos o imágenes, ya que esto es dañino para el progreso.  Las fotografías de los Maestros son sólo para recordarlos y reconocerlos, y bajo ninguna circunstancia debemos apegarnos a tales prácticas externas.

LAS ENSEÑANZAS DE LOS MAESTROS

      (La Formación del Ser Humano)  

Una persona, de acuerdo a la Ciencia de Para Vidya, no merece ser llamado ser humano en el verdadero sentido de la palabra a menos que tenga pleno conocimiento teórico y práctico de su distinguida posición en la Creación, de las diferentes partes que lo componen, que son su cuerpo, su mente y su alma en el orden de su importancia comparativa, y de su relación con el Poder Invisible llamado Dios, el cual debe ser alcanzado mientras uno esté viviendo en esta tierra.  Quien no comprenda hasta aquí, no ha asimilado todavía la primera lección y tiene que empezar por aprender el alfabeto del ser humano.  Por eso, los Santos nos enfatizan la necesidad de la Formación del Ser Humano.

Satsang

Cuando un Santo Maestro explica verbalmente ante una congregación, hechos observados científicamente derivados de la práctica y del experimento, a eso se le llama Satsang Externo.  Este Satsang constituye el lado teórico de las enseñanzas, mientras que la demostración real que se brinda para desarrollar y lograr un progreso interno es la parte práctica llamada meditación o Satsang Interno.  Cuando esta práctica se hace de acuerdo a las instrucciones, produce frutos en días o semanas y no es necesario esperar años para obtener resultados, aunque el progreso también depende, hasta cierto punto, de los antecedentes del pasado de cada persona.  Un Maestro verdadero otorga una experiencia interna de primera mano desde la primera sesión de meditación (Iniciación).

Cuando el aspecto práctico no se atiende adecuadamente por falta de firmeza o determinación, por descuido o por presión de las circunstancias, trae como resultado que los estudiantes de muchas escuelas religiosas se sumerjan cada vez más y más tan sólo en la teoría.  Así comienza el decaimiento de la Ciencia y el hombre no encuentra solaz.  Esto sucede por lo general cuando un Maestro abandona su cuerpo.  Sin embargo, en cada era se hace una adecuada provisión para renovar esta Ciencia, cuando ambos poderes, el Positivo y el Negativo, inician sus ciclos de nuevo: El primero actuando a través de las Almas Maestras, mientras que el otro actúa por medio de personas que falsamente se hacen llamar a sí mismos “Maestros,” y que carecen de experiencia práctica o que están perdidos en controversias teóricas.  Por otro lado, las Almas Maestras, aunque en apariencia son hombres bastante ordinarios, son mucho más que eso.  Así como es difícil para nosotros juzgar a un científico, a un médico o a un ingeniero hasta que expresen o demuestren su habilidad y conocimiento, de la misma manera tampoco podemos reconocer el conocimiento y la autoridad de un Santo Maestro hasta que hayamos experimentado el Poder Divino que trabaja a través de Él.  

En esta Ciencia no hay secreto ni misterio.  El objetivo es constructivo y benéfico para todos, por eso los Santos han hecho a un lado la cortina que ocultaba y volvía secretas las enseñanzas místicas, para ponerlas al alcance de todos y cada uno de aquellos que lo soliciten.  Existe un Poder Invisible que trabaja a través de los Santos.  Por qué este Poder prefiere permanecer oculto al ojo humano, es una pregunta que debemos hacer directamente, entrando en contacto con el Polo Humano a través del cual este Poder está trabajando.  Esta es la única forma de acercarse a este Poder.  Si queremos usar la energía eléctrica, tenemos que ir hacia el interruptor o polo que nos conectará con la planta generadora.  A ese Poder Invisible se le puede llamar Océano De Amor.  Cuando queremos bañarnos en el mar, vamos a la playa, adonde comienzan las aguas poco profundas; así, más tarde, podremos decir que nos hemos bañado en el mar.  Del mismo modo, para experimentar este Poder y derivar beneficio de él, debemos ir a la única fuente donde podemos encontrarlo: un Santo Maestro.

La Vida Más Allá De La Muerte

Los Santos dicen que la Naturaleza ha diseñado al ser humano de tal forma que pueda salir de su cuerpo físico a voluntad, trascender a planos espirituales más elevados y luego regresar nuevamente a su cuerpo.  Ellos ayudan personalmente a cada aspirante y cada uno recibe una experiencia práctica, por pequeña que sea, durante la primera sesión de meditación al momento de recibir la Iniciación.  La persona que es competente para dar a otra esta experiencia práctica del retiro o separación (temporal) del cuerpo y puede así ponerla en el camino de regreso a Dios, es un Verdadero Maestro, Santo o Satgurú.  Los dirigentes de diferentes organizaciones religiosas, se supone que deberían hacer esto justamente, pero como podemos observar, su eficacia deja mucho que desear en la actualidad.  La experiencia de primera mano que recibimos debido a la bondad de un Santo Verdadero, es en sí misma la solución al problema de la muerte.  Como dice la Biblia: “A menos que nazcas de nuevo, no puedes entrar al Reino de Dios.”

Así que nacer de nuevo, es dejar nuestro cuerpo y entrar al Más Allá (una transición del plano físico al plano astral).  Algún día tendremos que abandonar esta estructura temporal (el cuerpo físico), que al igual que una construcción de ladrillos y cemento, se deteriora con el tiempo.  No hay manera de apelar ante las Leyes de la Naturaleza en contra de la “Sentencia de Muerte.”  Le tememos a la muerte por la agonía y sufrimiento que produce y también por la incertidumbre de no saber qué hay en el Más Allá.  Le tememos a la enfermedad porque nos acerca a las puertas de la muerte, por eso nos aferramos a la vida a pesar de que sabemos que nuestro fin es seguro.  Ninguna palabra  de consuelo de los médicos, amigos, parientes o sacerdotes puede traer paz y alivio a nuestras mentes en el momento en que comienza el proceso destructivo de la Naturaleza.  Este es el curso natural de las cosas y no podemos engañar a la Naturaleza.  

¿Cuál es el remedio entonces?  Existe sólo una manera de salir de este abismo de desesperación: que adoptemos y nos acostumbremos a nosotros mismos al proceso natural de retirar de nuestro cuerpo las corrientes de nuestro espíritu (alma) en estado consciente durante el lapso de nuestra vida.  Esto puede hacerse con la ayuda de un Maestro Verdadero y puede llevarse a cabo sin tener que pasar por ningún tipo de sufrimiento o problema.

Esto no es sólo una posibilidad, sino un hecho verdadero.  Nuestro gozo no tendrá límites cuando poseamos por fin el secreto que ha desconcertado al ser humano durante tantos siglos.

Nos convertiremos en Súper Hombres cuando seamos los poseedores de la llave de la paz y del cielo, de una vida de la cual sólo habíamos leído hasta entonces en las sagradas escrituras.  Así que, ¡elévense y despierten!, antes de que sea demasiado tarde para poner en práctica esta Ciencia.  Si observamos de cerca el proceso de la muerte en un moribundo, vemos que cuando pierde el sentido solamente, las pupilas de sus ojos giran un poco hacia arriba y luego regresan a su posición normal.  Pero cuando giran mucho  hacia arriba, entonces la persona muere.  La vida se escapa a través de la raíz de los ojos y se desconecta de los lazos que lo unen al cuerpo físico y a los órganos de los sentidos.

El conocimiento de este proceso y del método con el cual podemos viajar sobre este Sendero durante el lapso de nuestra vida, es la solución al problema de la muerte.  No es necesario practicar ningún tipo de ejercicio físico, ni hay que tomar ninguna clase de drogas, ni tampoco es necesario cultivar una fe ciega.  El misterio de la vida y de la muerte se resuelve fácilmente con la ayuda de un Santo Maestro, quien les concederá una experiencia del proceso y los pondrá en el camino directo que conduce a los reinos internos.  Aún cuando actúe indirectamente a través de un representante autorizado, Él sigue siendo el Poder responsable.  La distancia no existe para los Maestros.  

¿Qué se gana con este proceso?  Esto no se puede describir con palabras.  En el momento de la Iniciación, el aspirante ve la Luz Verdadera adentro de él, a pesar de que el Ojo Interno, por lo general, está cubierto por un denso velo de oscuridad.  La persona se da cuenta entonces, de que la tradición de la vela encendida que hay en las iglesias y templos, es para recordarle la Luz Divina del Cielo que existe adentro de cada ser humano.  Conforme avanza en el Sendero, esta Luz va creciendo hasta tener la brillantez de varios soles juntos.  Ella comprende que el incesante Sonido que escucha adentro de su ser, es el Vínculo Divino llamado Verbopor Cristo, el mencionado en el Corán como Kalma y Nida-i-Asmani, como Nad en los Vedas; como Udgit en los Upanishads, como Sarosha por los Zoroastrianos y como Naam y Shabd por los Santos y Maestros.  A su debido tiempo, se encuentra con el Maestro internamente, habla con Él cara a cara y a partir de ese momento tiene la certeza de Su gracia, de Su guía y de Su protección adonde quiera que él vaya, incluso hasta el otro extremo del mundo.

Con esas pruebas tan contundentes ante él, el iniciado confía ahora plenamente en sí mismo y en esta Ciencia.  Sólo hasta entonces puede ser llamado teísta en el verdadero sentido de la palabra y puede entonces sonreír ante quienes hablan de la religión como un paraíso de tontos, como un fantasma conjurado por sacerdotes ladinos y como el opio de las masas.  En esta etapa, el iniciado ha obtenido un pase seguro para atravesar la Puerta del Cielo en esta misma vida y está en el umbral desde donde puede tener una visión interna y externa de los secretos de la Naturaleza.  Está llamando en verdad a la Puerta del Cielo o, dicho de otra forma, está a punto de entrar a los mundos internos.  Las palabras de oposición no pueden debilitar su fe en esta Ciencia, ya que el Maestro lo guía hacia adelante.  La muerte se convierte en un proceso voluntario.  El pasado, el presente y el futuro se funden en uno sólo, y el iniciado encierra en su mano La Verdad Incontestable, La Esencia del Ser.  Liberado del cuerpo, que ahora le parece una cáscara sin semilla, se convence de que él es una Alma, una parte inseparable del Espíritu Eterno, y en adelante apresura el paso hacia su fuente original.  El mundo le parece ahora como un sueño, pero por instrucciones de su Maestro, regresa a su vida mundana, aunque más sabio y sin temor para cumplir con sus obligaciones.

Requisitos Preliminares Que Debe Cumplir Un Aspirante Al Sendero 

Al igual que en cualquier otra ciencia, también aquí es necesario cumplir con ciertos requisitos preliminares antes de lograr un buen progreso.  La vida matrimonial, el trabajo pesado o un ambiente de pobreza, no son impedimentos.  No cuenta en favor del aspirante si ocupa una posición elevada o posee grandes riquezas.  Tampoco le sirve como recomendación el ser miembro de una fe en particular.  Adondequiera que se encuentre, la persona debe esforzarse por tener un carácter noble, auto control y pureza de corazón.  La pureza de corazón en pensamiento, palabra y obra es fundamental: “Benditos los puros de corazón, porque ellos verán a Dios.”

Una vida ética es el primer peldaño hacia la Espiritualidad, pero la Espiritualidad no consiste en llevar tan sólo una vida ética.  Esto debemos tenerlo presente siempre en nuestra mente.

Podemos dividir la vida del ser humano en: 1) Su dieta y 2) Su trato con los demás.

En cuanto a su dieta: el vegetarianismo y la abstinencia total de bebidas alcohólicas y drogas son esenciales.  “No Matarás,” y “Vive y Deja Vivir,” deberían ser nuestros principios en la vida.  El cuerpo es el templo de Dios y es un lugar sagrado.  No debemos descuidarlo ni abusar de él, sino que debemos de poner el mayor cuidado posible en mantenerlo adecuadamente.  Todos los intoxicantes deben evitarse también, pues nos hacen morbosos y degradan nuestra conciencia.

En cuanto a nuestro trato con los demás, debemos sembrar la semilla de la bondad para poder cosechar su fruto más adelante.  El amor y la humildad son sumamente necesarios.  “Has a otros lo que quieras que ellos te hagan a ti.”  “Ama y todas las bendiciones se te darán por añadidura.”  “Ama a tu enemigo y has el bien a quienes maliciosamente abusan de ti.”   Dios está inmanente en todas las cosas, por eso, quien ame a Dios, debe amar también a su Creación.  Amar a Dios es amar a toda la humanidad.  También debemos ganar el sustento con el sudor de nuestra frente y compartirlo con los demás.  Estos no son refranes huecos, vacíos, sino consejos muy sabios y sanos.  

Karmas  (Acciones y Obras) 

De cada pensamiento, de cada palabra y de cada obra se tiene que rendir cuentas y deben ser compensadas en la naturaleza.  Cada causa tiene un efecto y cada acción origina una reacción.  Desarraiguen la causa y el efecto desaparecerá.  Esto es lo que han hecho los Maestros que han trascendido estas leyes, pero todos los demás siguen atados con los lazos del karma, que es la causa raíz de la existencia física y es el astuto artificio de la Naturaleza para mantener esta existencia.  La Ley del Karma se encarga de que se nos pague o paguemos ojo por ojo y diente por diente en forma de disfrute o sufrimiento.  Es el látigo del capataz en las manos ocultas de la Naturaleza.  La mente contrae karma, coloca una cubierta sobre el alma y gobierna al cuerpo a través de los órganos y los sentidos.  Aún cuando es el alma la que imparte fuerza a la mente, ésta última ha asumido la soberanía y está gobernando al alma.  Por eso, el control sobre la mente es el primer paso hacia la Espiritualidad.  La victoria sobre la mente es la victoria sobre el mundo.  Hasta los yoguis y místicos más avanzados que pueden trascender a regiones espirituales relativamente elevadas, no se salvan de ser tocados por la mano del karma.

Los Santos clasifican los karmas en tres grupos diferentes, como sigue:  

1. Sanchit (Karmas Almacenados): Son las buenas o malas acciones que están almacenadas en nuestra cuenta como créditos o deudas contraídas en todos los cuerpos que hemos tenido y tomado anteriormente de los diferentes niveles de la Creación, contando desde el día de nuestra primera aparición como forma de vida sobre la tierra.  ¡Que desgracia más grande!: La gente no sabe nada de estas cuentas, ni de su monto.  

2. Prarabdha (Karma Fortuna o Destino): Es el resultado y efecto de aquellas acciones que han traído al ser humano a su cuerpo físico actual y que tienen que ser saldadas en esta vida.  Las reacciones de estos karmas nos llegan inesperada e inadvertidamente sin que tengamos ningún control sobre ellas en absoluto.  Bueno o malo, tenemos que tolerar o soportar este karma riendo o llorando, según nos acomode mejor.  

3. Kriyaman (Karma o cuenta originada por nuestras acciones y obras cometidas en el cuerpo que ahora tenemos): Este karma es diferente de los dos grupos anteriores, porque aquí se le da a la persona la libertad de hacer exactamente lo que le plazca, dentro de ciertos límites.  Sabiéndolo o no, las acciones cometidas y pertenecientes a este grupo, producen fruto.  El resultado de algunas de ellas lo cosechamos antes de morir y el karma restante es transferido al Almacén de Karmas Sanchit.  

El karma es lo que hace que nazcamos una y otra vez, y cada nacimiento es seguido en su momento por la muerte.  Así, el ciclo de goces y sufrimientos, que es el compañero inseparable de nacer y morir, continúa.  “En lo que piensas, en eso te conviertes,” es una Ley inalterable de la Naturaleza, debido a la cual este universo existe.  Ninguna cantidad de integridad o ingenio puede absolver a un hombre mientras exista el más mínimo vestigio de karma.  Ignorar la existencia de esta Ley no es excusa, y aún cuando en las leyes hechas por el hombre puede haber alguna concesión o disminución de una condena bajo circunstancias especiales, no existe ni se otorga ningún tipo de indulgencia bajo las Leyes de la Naturaleza.  Orar, confesarse y hacer penitencia pueden proporcionar un alivio mental temporal, pero no pueden evitar el pago del karma.  Se tiene que saldar todo el karma completamente para poder obtener la salvación permanente.  Perturbado por estos hechos, el ser humano busca solaz en doctrinas profundamente piadosas, o bien, cuando comprende que tanto las buenas como las malas acciones son grilletes: unos de oro y otros de hierro, entonces se refugia en el aislamiento.  Diferentes creencias religiosas le prometen alivio, pero pronto se da cuenta de que esto es sólo temporal.

¿Cómo enfrenta este problema entonces un Maestro?  En el momento de la Iniciación, el Maestro comienza el proceso de liquidar todos los karmas del iniciado.  Lo conecta con la Corriente del Sonido Interno, la cual quema la cuenta del Karma Almacenado Sanchit al sintonizarse el iniciado con ella.  El proceso es similar a poner un puñado de semillas en una sartén sobre el fuego, esto hace que las semillas revienten y pierdan su capacidad de germinar.  Luego el Maestro se encarga del karma nuevo que va originando el iniciado de día en día (Kriyaman).  Después de advertir a sus discípulos de cuidarse de no crear nuevas cuentas de malas acciones, el Maestro concede una clemencia general en lo que se refiere al pago de éstas, parte de las cuales ya han sido saldadas por el mismo discípulo durante su vida hasta el momento de la Iniciación.  Se le pide vivir una vida limpia y eliminar todas sus imperfecciones por medio de la auto introspección diaria.

Los Santos no tocan el Karma Prarabdha del iniciado, porque éste es la causa de la existencia del cuerpo físico, el cual se desvanecería debido a una interferencia en las Leyes de la Naturaleza.

De esta manera, sólo queda una pequeña cantidad de karma del iniciado para que lo tolere él mismo en su cuerpo físico durante los años que le queden por vivir, pero incluso estos karmas son suavizados por la gracia del Maestro.  La Ley de la Gracia hace maravillas, y el devoto que con amorosa devoción pone todas sus esperanzas en el Maestro, escapa ileso de los efectos punzantes de las reacciones de los karmas del pasado.  En momentos de miseria, preocupaciones y problemas, el Maestro es nuestro refugio.  Él actúa desde cualquier distancia sin que lo notemos.  Al igual que la madre de un niño enfermo, que lo sostiene cuidándolo en su regazo durante una operación para que no sienta ningún dolor, así también el Maestro nos sostiene en su amoroso abrazo.  Debido a su abundante simpatía, amor y bondad, los Santos a veces ponen sobre sus propios hombros algunos de los sufrimientos kármicos de sus discípulos por la Ley de Simpatía.  Para un discípulo devoto ya no hay juicio ni corte después de su muerte, porque el Maestro lo es todo para él.  

¿Por qué un Santo Maestro toma todo esto para cargarlo sobre sí mismo?  Porque Él ha heredado su naturaleza misericordiosa de Dios que está en lo alto, quien lo ha comisionado para que distribuya personalmente este tesoro de misericordia.  Por eso al Maestro se le honra igual que a Dios.  Sant Mat (La Ciencia de los Santos Maestros Perfectos) tiene muchos libros escritos en alabanza a los Maestros, y si se escribieran muchos más, difícilmente podrían hacer justicia a la inmensidad de su amor y bondad.  

El tiempo deja caer su pesada sombra sobre el ser humano.  Él tiene que trabajar duramente para mantenerse a la par con los tiempos cambiantes.  Por eso, tan absorto está en atender sus necesidades y deseos externos, que olvida todo lo concerniente a mantener el contentamiento con la Voluntad de Dios, la simpatía y el amor.  Enredado y rodeado por los “Cinco Mortíferos”: La lujuria, la ira, la codicia, el apego y la vanidad, tropieza y llora pidiendo ayuda al Invisible (a Dios).  La misericordia del cielo se conmueve, y a medida que los tiempos se hacen más difíciles, el Todopoderoso extiende Su ayuda a través de los Santos Maestros cada vez más y más abundantemente.  Así ocurre en esta era de “Kali Yuga,” la “Era de Hierro.”  

En verdad, es muy difícil creer que alguien pueda estar por encima de las cinco pasiones antes mencionadas y que pueda entrar al Reino de los Cielos durante su lapso de vida. Toda la humanidad está bajo el control de estas cinco pasiones, y sólo un Maestro puede salvar a las personas de sus garras.  Todos exigimos una prueba confiable antes de comprometernos, y esta es concedida por un Maestro en la forma de una experiencia del Impulso de Vida o Naam (el Verbo) y de alguna visión interna.  Ponerse en contacto con un Maestro competente es la máxima prioridad.  Aquellos que se mantienen apartados y dependen sólo de sí mismos o se confían de una tradición y de los sacerdotes, tan ignorantes como ellos mismos, son privados del contacto con este Poder; y como dice el refrán: “Cuando un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la zanja.”

La indiferencia, el rechazo y la incredulidad, no nos podrán ayudar cuando la Naturaleza haga cumplir su Decreto Universal: La Muerte.  Nuestra posición será entonces como la de un pichón que, al ver acercarse a un gato, cierra sus ojos creyendo que así el gato no puede molestarlo; pero en pocos segundos la pobre ave es atrapada por las poderosas mandíbulas del gato.  Para entonces es demasiado tarde para pensar en escapar.  ¡Así que manténgase alertas, mientras aún haya tiempo!

Espiritualidad

Quizás no esté fuera de lugar explicar aquí el significado del término “Espiritualidad,” el cual es confundido frecuentemente con fe ciega en los libros sagrados, con exhibición de milagros, con fenómenos psíquicos o con poderes yóguicos.  La espiritualidad es una experiencia interna y su alfabeto comienza donde terminan todas las filosofías y prácticas de yoga.  Es la experiencia del alma.  Cuando un individuo dice: “Yo soy este cuerpo,” se trata de un sentimiento basado en el intelecto y se le define como ignorancia.  Cuando dice: “No soy este cuerpo, soy un alma despierta,” se trata únicamente de un conocimiento o teoría que ha aprendido.  Pero cuando por medio del análisis de su propio Ser obtiene una experiencia verdadera de su alma y entra en contacto con el Súper Ser, a eso se le llama espiritualidad.  La primera lección práctica comienza cuando se tiene un retiro completo del cuerpo físico, gracias a la bondad de un Maestro práctico.

Sin ayuda, nadie puede retirarse y separarse a sí mismo de su cuerpo físico.  Si alguien sostiene lo contrario y cree que lo puede hacer, no hace más que engañarse a sí mismo.  Terminará en fracaso todo intento que se realice sin la asistencia de un Maestro competente, pues él es el único calificado para impartir esta experiencia.  Los Maestros vienen para distribuir este tesoro de bendiciones espirituales a los Buscadores de la Verdad.

La espiritualidad no se puede comprar ni enseñar, pero se puede captar mediante el contacto con personas espirituales.  Más aún, los regalos de la Naturaleza como el aire, el agua, la luz, etc., son gratuitos.  La espiritualidad también es un regalo de la Naturaleza y los Maestros competentes la conceden gratuitamente.  De igual manera, la espiritualidad no se puede obtener por medio de los libros, este es un hecho que todas las sagradas escrituras sostienen.  Estos libros contienen los valiosos registros de las experiencias internas de espiritualidad que otras personas tuvieron. Llenan huecos en la historia y contienen mensajes de los Maestros del pasado que nos ayudan a verificar los hechos que nos revela un Maestro Viviente, confirmando así nuestra fe en esta Ciencia.

Al ser humano lo confunden las diferentes traducciones, interpretaciones y exposiciones, cada una diferente de la otra, que en vez de aliviar su mente, tienden más bien a desorientarlo y a confundirlo. Su egoísmo ha creado también cientos de círculos religiosos, cuya finalidad es separarse de los demás y predicar un conformismo estrecho con los dogmas establecidos en vez de predicar el amor, y procuran el aislamiento en vez de buscar la integración con los demás. Desgarrados en medio de emociones conflictivas, los seres humanos desarrollan odio y pensamientos de guerra.

Para la comprensión de la Ciencia de los Maestros asistimos al Satsang, adonde la mayoría de nuestras dudas son aclaradas.  Las respuestas directas del Maestro nos ayudarán a disipar cualquier duda que aún prevalezca.  Todas las preguntas reciben la misma atenta consideración y no se incurre en ninguna controversia.  Ricos o pobres, elevados o humildes, todos reciben la misma atención de la misma forma en que un médico debe atender a sus enfermos.  Un Maestro verdadero puede ver las virtudes y errores de un hombre de manera tan clara como uno ve el contenido de una jarra de cristal, pero no revela nada.  Sentados frente al Maestro, son beneficiados incluso aquellos que no comprenden su idioma, igual que cuando estamos en una perfumería y disfrutamos del aroma de las dulces fragancias.  El Maestro derrama sus bendiciones a través de su mirada, las cuales pueden ser aprovechadas por aquellos que están hambrientos de ellas.  Sus ojos son un maravilloso rocío de amor.

 

Criterio Para Juzgar Quién Es Un Maestro Verdadero

No juzguen a un Maestro por su apariencia externa, por su linaje genealógico, por su vestimenta rica o pobre, por su país de origen, por su forma de hablar o de comer, por la posición que ocupa, por el número de libros que haya escrito o por lo que la gente diga de él.  Primero reciban la experiencia interna que él promete y después juzguen desde ese elevado ángulo de visión.  Experimentar a nuestro propio Ser Interno es el criterio para juzgar a un Maestro genuino.  Cualquier persona viva que ve las cosas desde un nivel espiritual: al hombre con sus apuros, dificultades e impotencias, y que haya estudiado los problemas que enfrenta la humanidad, puede ofrecer la forma de solucionarlos y también puede corregir y guiar al hombre de manera visible e invisible, moral y espiritualmente, tanto en la teoría como en la práctica.  Sólo esa persona es la ideal para asumir la gran responsabilidad de ser un Maestro.  Benditos aquellos que experimentan en sus corazones una conmovedora emoción de felicidad y anhelo al escuchar las noticias de que existe un Maestro así y de que está cerca.

La espiritualidad es una ciencia sencilla y más fácil que otras ciencias.  El aspirante no tiene que esforzarse más que en moldearse a sí mismo ética y moralmente hasta lo más elevado del amor, de la sinceridad y de la humildad, los cuales le producirán el necesario estado de receptividad.  Todo lo demás está en las manos del Maestro.  Además, a un movimiento no se le debe juzgar por el número de seguidores que tenga, por muy espiritual que parezca en la superficie.  Un buen orador puede atraer multitudes en cualquier parte, y sin embargo, puede ser que su discurso no contenga nada de sustancial ni de convincente.

La espiritualidad no es posesión exclusiva de ninguna familia o lugar, sino que es como una flor perfumada que crece donde la Naturaleza se lo ha ordenado, alrededor de la cual se reúnen abejas provenientes de todas partes para libar su néctar.  Los Maestros no buscan la gloria, aunque ciertamente la merecen.  Aún en charlas ordinarias se les oirá decir: “¡Oh!  Todo es por la gracia de mi Maestro, nada se debe a mí.  Mi Maestro es quien merece toda la alabanza y el crédito.” Esta humildad los coloca muy por encima del bajo nivel de egoísmo que se encuentra en este mundo.

Los Maestros han venido en todas las eras para ofrecer al ser humano esta Ciencia Natural.  Pero sólo quienes están descontentos con este mundo se dirigen a Ellos.  Otros, para quienes son muy queridas las atracciones, los placeres y los lujos del mundo, les dan la espalda.  Aquellos, en cuyo corazón están muertos todos los sentimientos nobles, no sólo ponen toda clase de obstáculos en el camino de los Santos, sino también los someten a diversas clases de tortura, como lo muestra el estudio de las vidas de Jesús, Gurú Nanak, Kabir y otrosLos Maestros vinieron en el pasado, los hay en la actualidad y seguirán viniendo en el futuro para el beneficio espiritual del ser humano.  Suponer y aceptar que la espiritualidad se ha convertido en el privilegio exclusivo de alguna religión después de la muerte de un Maestro en cuyas enseñanzas está basada, y que los libros sagrados son la única guía, demuestra la irreflexión del ser humano.

¿Cómo podemos distinguir entre un Maestro genuino y uno falso?  En verdad no existe ningún criterio o fórmula mágica excepto la de tener una experiencia interna de nuestro propio Ser, para poder diferenciar entre lo correcto y lo erróneo, entre lo verdadero y lo falso, entre lo real y lo irreal.  Incluso en el tiempo del Emperador Janak (el padre de Sita, en el Ramayana), quien estaba dispuesto a pagar una altísima gratificación a quien le diera el conocimiento teórico de esta Ciencia, sólo un hombre: llamado Yagyavalkya, de entre todos los Rishis, Yoguis y Munis de la India, fue capaz de dárselo y ganó el premio. Yagyavalkya, sin embargo, tuvo el valor moral de admitir: “Gargi, yo sólo conozco la teoría, pero no tengo ninguna experiencia personal de ella.”  En una segunda ocasión, el Emperador Janak proclamó que quería una experiencia práctica de esta Ciencia en determinada fecha, y además, en un período de tiempo muy breve que no excediera del que se necesita para montar un caballo hasta colocar cada pie en el estribo respectivo.  Grandes Yoguis y Rishis a todo lo largo y ancho de la India fueron invitados, pero a la hora fijada sólo una persona dio un paso al frente para aceptar el reto: Era un jorobado llamado Ashtavakra, que tenía ocho jorobas en su cuerpo.  La audiencia, tomándolo por un loco, se burló a carcajadas de su apariencia.  Ashtavakra dijo: “¿Cómo puedes esperar recibir una experiencia espiritual de estos zapateros remendones que has reunido, quienes sólo tienen ojos para la piel del cuerpo, pero no pueden ver internamente?” La experiencia le fue dada apropiadamente al Emperador en el tiempo establecido.

El punto a considerar es, que en aquellos tiempos, cuando la espiritualidad estaba en todo su esplendor, sólo una persona dio un paso al frente para aceptar el reto.  Entonces en estos tiempos en que el materialismo va en aumento, no encontramos Maestros competentes brotando de la tierra como hongos.  Así que tenemos que buscar, sin permitir que la falsa propaganda, el testimonio de otros, la fe ciega, la promesa de una felicidad futura y nuestra inclinación por la posición, la riqueza y el placer nos hagan desviar del camino.  Cuando vienen tales personalidades, son competentes para dar vida a los millones de personas que van a Ellos.  Son hijos de la Luz y dan Luz a toda la humanidad.

La fe ciega es uno de los principales obstáculos que hay que vencer. Lo que simplemente escuchamos, leemos o seguimos sin investigar hacia qué o hacia dónde nos conducirá, es fe ciega.  Si uno es descuidado y olvida los fines por seguir los medios, de manera tal que uno no ve si se está acercando al objetivo o no, eso es también fe ciega.  Cuando vamos al Maestro y escuchamos con atención sus explicaciones sobre cómo obtener el conocimiento de nuestro propio Ser mediante el auto análisis, debidamente apoyadas por una o más citas de las valiosas palabras de diversos Santos, quedamos intelectualmente convencidos para iniciar el recorrido, al considerar que podremos medir el avance de nuestras experiencias y que deberemos actuar conforme a las indicaciones del Maestro con fe por el momento.  Este es el primer escalón para aprender sobre la Realidad.  Cuando el aspirante obtiene la experiencia de primera mano, del grado que sea, se convence y progresa de día en día.

En la actualidad el hombre escucha discursos, lecturas y sermones, los acepta y cree en ellos durante toda su vida y da por hecho que ha sido colocado firmemente en el camino de la salvación.  Pero cuando llega la muerte con todos sus sufrimientos, con la angustia de la separación y el temor a lo desconocido, entonces comprende su error.  El hábito de toda la vida de la persona, de apegarse a su cuerpo, ocupa todos sus pensamientos, mientras que sus amigos, los médicos, sus parientes y los sacerdotes aguardan impotentes y desesperados.  Durante estos momentos es cuando nos es de gran ayuda la Ciencia de Para Vidya, porque con su ayuda, el proceso de retirar al alma del cuerpo se facilita enormemente y el Maestro aparece para recibir al alma y guiarla en lo sucesivo en el Más Allá.  Para esa alma, la muerte es el más feliz de los acontecimientos, y al igual que en el matrimonio, es la unión con el Bienamado.  Esa persona ya habrá visitado y se habrá convencido de la superioridad de las regiones más elevadas, y atraviesa ese territorio ya conocido sin temor alguno.

Cuando mi Maestro Hazur Baba Sawan Singh Ji remarcaba en sus discípulos la necesidad de las prácticas espirituales, solía decirles: “Vayan y vean morir a un discípulo, para que queden convencidos.”  Los Santos creen en la salvación durante nuestro periodo de vida y no en la salvación después de la muerte.  Esta es en verdad una Ciencia sencilla y fácil, y el discípulo nunca debería estar conforme con su Iniciación si no obtiene una experiencia espiritual.  Así que debe dedicar un tiempo diariamente a las prácticas espirituales y el Maestro debe ser informado con regularidad sobre el progreso del discípulo, quien debe buscar constantemente la guía de su Maestro personalmente o por carta, sin pensar que esto pueda causarle alguna molestia al Maestro.  El Maestro sabe por intuición como va cada discípulo y puede remover la mayoría de sus dificultades por transferencia de pensamiento o por otros medios, pero desea que cualquier dificultad en el progreso le sea notificada por escrito.

El antiguo Sendero de la Surat Shabd Yoga, conocido también como Para Vidya (La Ciencia del Más Allá), es un Sendero que puede ser recorrido por hombres, mujeres y niños de todas las edades sin ninguna dificultad, a diferencia de otros senderos que requieren complicados y agotadores ejercicios y el control de la respiración.  Estos, a lo sumo, conducen a un pequeño control del ser y a desarrollar unos pocos y mezquinos poderes.  Estos últimos métodos también requieren un cuerpo físico fuerte y una dieta rica.  Por eso es que los Maestros los desaprueban, considerándolos inadecuados para esta era y por ocasionar daños físicos al cuerpo.

La Ciencia

En el cuerpo físico están funcionando dos corrientes principales que controlan la vida: Una es una Corriente Motriz (Respiración o Prana) y la otra es una Corriente Sensoria a la que también se le puede llamar Atención o Surat.  Los Maestros no toman en consideración a la primera para no interferir con la respiración y permitir que el proceso de la vida continúe.  La Corriente Sensoria se ramifica por todo el cuerpo, pero su centro principal se encuentra entre y detrás de las dos cejas, junto con la mente.  Tenemos que retirar la Corriente Sensoria llamada también Espíritu (o Alma del ser humano) hasta su centro.

 

La Iniciación

La mente no le permitirá al ser humano adquirir conocimiento de su propia Alma.  Su naturaleza es buscar placer, y sus constantes fluctuaciones son difíciles de subyugar.  La mejor forma de aquietar la mente y practicar la concentración, es sintonizando nuestro propio Ser con la Corriente del Sonido InternoNo importa a qué escuela de pensamiento o sociedad pertenezca la persona.  No tiene que cambiar de religión y puede permanecer donde está.  No hay reglas rígidas, no hay rituales, ni ceremonias, ni pompa ni ostentación, no hay ofrenda de regalos, ni siquiera de flores.  Todo lo que un discípulo tiene que hacer es penetrar en su interior y considerar en lo sucesivo a su cuerpo como su laboratorio.  Con respecto a la teoría, debe comprender lo que a continuación se menciona, que es en resumen la esencia de lo que escuchará en los Satsangs:

1. El Maestro no es el cuerpo, es el Poder que funciona a través de ese cuerpo y que lo utiliza para enseñar y guiar al ser humano.  Usa su cuerpo de manera muy semejante a como un espíritu utiliza el cuerpo de un médium.  Sólo por su forma física, el discípulo podrá reconocer a su Maestro tanto en las regiones superiores como aquí en la tierra.

2. El Maestro es el Shabd, el Verbo, el Nad, etc.; todas estas palabras se refieren al Poder de Dios en Expresión del Principio de Luz y Sonido.  Al establecer contacto con este Poder, el hombre es conducido de regreso a su Hogar verdadero.

3. Por amor a aquellos que están desilusionados de la vida, que anhelan una felicidad y paz permanentes lejos del mundo y de sus preocupaciones, el Verbo asume un cuerpo para proporcionarles solaz.  La Biblia dice: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.”  Una vez que el discípulo hace contacto con este Verbo (lo cual tiene lugar al momento de recibir del Maestro la sagrada Iniciación), la forma audible de este Verbo reside dentro de él en todo momento del día y de la noche y nunca lo abandona ni aún después del final de la existencia física de la persona sobre la tierra.  Le acompañará y permanecerá con él hasta que alcance la meta final.  Al Verbo se le conoce también como La Voz de Dios o la Corriente del Sonido y es el Impulso de Vida que el Maestro concede en el momento de la Iniciación.  Puede captarse como un sonido que viene desde lejos y que gradualmente adquiere una dulzura tal, que ninguna música del mundo puede superar.  Es el Agua de Vida, el Manantial de la Inmortalidad, el Elixir de Vida, el Néctar de la Espiritualidad, etc., del cual se habla en los libros sagrados.

4. El ser humano tiene un Ojo Interno con el cual puede ver adentro de sí mismo todas las regiones superiores cuando el velo interno es rasgado en dos por un Maestro Viviente Competente.  En este estado, el discípulo permanece perfectamente consciente y vive experiencias asombrosas.  Ascender a las regiones superiores sin un Maestro competente, está lleno de peligros.

 

SIMRAN (El Dulce Recuerdo de Dios)

La repetición de los Nombres Sagrados (Simran) se le da al discípulo al momento de la Iniciación como una protección contra todos los peligros.  También actúa como una contraseña para poder entrar a todos los planos espirituales; da fuerza y sostén al cuerpo y a la mente durante los períodos de dificultades y aflicciones, pone al alma muy cerca del Maestro, contribuye a lograr la concentración y concede muchos otros poderes diversos.  El “Simran” enseñado por un falso Maestro, es tan sólo un conjunto de palabras. Pero estas mismas palabras se electrifican cuando son cargadas con la Atención y la Gracia de un Maestro verdadero.

La Iniciación comienza con la explicación y la descripción de las regiones espirituales internas y la forma en que el Sendero debe seguirse.  El lado práctico de la Iniciación lo constituyen: la apertura de la Visión Interna, para ver las regiones internas con sus distintas luces celestiales; y el contacto o sintonización con el Eslabón Divino o Corriente del Sonido.  La práctica diaria de estas dos disciplinas (ver y escuchar internamente), combinada con el Simran, es la meditación.  Además, el Maestro da indicaciones de llevar una vida sencilla y pura; subraya la necesidad de dedicar con regularidad un tiempo fijo diario a las prácticas de meditación y también expresa otras palabras llenas de consejos importantes.  Toda la sesión dura de dos a tres horas.  Tiene que llenarse un diario adonde se registra el progreso espiritual; de esta forma, las fallas de los discípulos, tanto de los antiguos como de los nuevos, son corregidas en su momento para asegurar el progreso.

Milagros

Los Santos Maestros nunca hacen exhibición de ningún milagro a un discípulo, excepto en muy raras ocasiones y debido a circunstancias especiales.  Los milagros ocurren de acuerdo con las Leyes de la Naturaleza, sin embargo constituyen terribles e intrincadas redes que dañan los ideales más elevados de la persona deseosa de acercarse a Dios Todopoderoso.  Es un asunto que un hombre ordinario no se preocupará en estudiar, por la sencilla razón de que eso requiere un inmenso auto control y el entrenamiento de su mente, con restricciones que no le agradará tolerar ni seguir.

Los poderes milagrosos que se logran después de un largo tiempo, son instrumentos tanto para hacer el bien como para hacer el mal, y puesto que se usan más para hacer el mal que para otra cosa, todas las personas verdaderamente espirituales se refieren a ellos como una enfermedad.  Los Maestros poseen el Poder Supremo, pero su misión es sagrada.  Un discípulo al que se le ha abierto la visión interna, ve un sin fin de milagros a cada paso.  Dudar en creer en un Maestro por no verle hacer milagros, es tan tonto como negarse a creer que cierta persona es multimillonaria a no ser que nos muestre su dinero.  Ella puede tener todo su dinero depositado en un banco y querrá gastarlo en la forma que más le plazca, sin preocuparse del aplauso o la aprobación del público.  De un público de varios miles de personas que presencian la exhibición de trucos de un mago, sólo un número muy reducido de personas se sentirá interesado en aprender ese arte.  Los que están ansiosos de ver milagros, no son verdaderos buscadores.

GENERALIDADES

Hoy el mundo clama por un mejor entendimiento para lograr la paz y evitar conflictos. Esta Ciencia del Análisis de Nuestro Propio Ser, que revela la Hermandad del Hombre y la Paternidad de Dios, es el remedio que puede reconstruir una cultura sana y propagar la armonía entre los seres humanos.  Quien proclama amar al Dios invisible pero no tiene ninguna consideración o amor por su prójimo visible, está perdido en verdad.  Amar, reverenciar y sentir agradecimiento por nuestro prójimo, es amar y venerar a Dios.  Así también, amar al Maestro visible, nuestro eslabón más cercano de conexión con Dios, es en realidad amar al Padre Supremo.  Por tanto, debemos tratar de medir la profundidad de la gracia y de la misericordia de Dios, a través de un Santo Maestro, quien es el representante visible de Dios.  Eso tiene como finalidad la espiritualidad y no la idolatría.  La atmósfera en la que se mueve un Maestro genuino, está cargada con corrientes de paz y amor que producen una influencia benéfica en aquellos que entran en contacto con Él.  Incluso las cartas escritas por Él o simplemente firmadas por Él, llevan consigo corrientes de éxtasis que llegan hasta los huecos más recónditos del corazón.

El Gurú precede a Dios.  Una persona así fue el Maestro Hazur Baba Sawan Singh Ji Maharaj (1858 – 1948), quien permaneció con sus discípulos durante un gran número de años, y ahora, incluso después de haber dejado el cuerpo, todavía vela por sus queridos iniciados y hasta por aquellos que con amor y sinceridad en sus corazones tuvieron contacto con Él una sola vez.  El amor no conoce ninguna ley, y por amor a ellos, Él sigue apareciendo en su Forma Radiante, incluso en los planos espirituales inferiores.

No sólo una persona, sino centenares pueden dar testimonio de lo que la gente ignorante tildaría como ilusión.  En el plano físico Él sigue esparciendo sus bendiciones a través de su medio o instrumento  (Kirpal Singh, su sucesor) en el Sawan Ashram de Ruhani Satsang, quién ahora a su vez guía a las personas en todos los asuntos espirituales (desde 1948 hasta su muerte en 1974).  Un foco se funde y es reemplazado por otro.  El mismo Poder sigue trabajando y la misma Luz brilla ahora en un nuevo foco.  Todos los que se acercan al Maestro obtienen experiencias positivas; y quienquiera que desee aprovechar esta oportunidad dorada, sólo tiene que entrar en contacto con el Maestro Viviente y sus deseos serán satisfechos, su corazón rebosará de felicidad y sus fatigados hombros serán liberados de su pesada carga de aflicciones y preocupaciones.

 



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